miércoles, 10 de julio de 2013

Aleatorio.

Todo es risas hasta que llega el silencio inundado por una canción escogida al azar.
Paras, escuchas, sientes. Párpados cerrados, respiras, respiras y vives.
Algo ocurre que no eres capaz de procesar.
Quieres gritar, llorar, reír, pero no eres capaz de mover un mísero músculo.
Después de tanto callar no eres capaz de gritar.
Te sientes idiota y vuelves a andar. Andas y andas, pero mirando al frente, no al suelo.
Te das cuenta de que ha sido esa puta canción la que ha provocado todo aquello inexplicable.
Intentas olvidar, dices tonterías, ríes sin ganas. Olvidas, o eso intentas.
Pero no, porque en algún rincón sigue sonando esa canción, una y otra vez, durante el resto de los tiempos.

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