El acto termina, se baja el telón, y los actores vuelven a sus casillas.
El escenario cambia. Puede que esta vez se trate de Galicia, Madrid, Valencia e incluso Barcelona.
La sexta sinfonía sigue sonando igual que siempre.
Algunos actores se han retirado o simplemente han huido. Otros llegaron y recompusieron diálogos y pedazos.
Rodeado de rojo y amarillo el telón de mi vida se carga sobre mis hombros. Parte de mí quedó enterrada en una playa sin estrenar. Quizás esa mirada ingenua mientras una lágrima impregnaba mis mejillas tocó mis cuerdas agrietadas. Quizás ese abrazo que no llegó pudo haberlo reconstruido todo.
¿Seguirán aquí cuando acabe esta función?
¿Seguirán aquí cuando solamente quede mi alma rota y desgastada?
Fin del acto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario